jueves, 9 de febrero de 2012


Dicen que encontrar una moneda trae suerte, que escribirse formas geométricas en el cuerpo trae suerte, que sacarles los pétalos a las flores nos revela si nos quieren o no, que pedir un deseo cuando un tren pasa sobre nosotros o pedirle un deseo a una vaquita de San Antonio, nos va a traer ese deseo tan anhelado. ¿Qué pasa con nosotros? ¿Qué nos hace pensar que las cosas pueden mejorar de la nada? Supongo que es por querer creer en algo, por aferrarse a algo, por una ilusión, por la desesperación de necesitar que se nos cumpla, que nos quieran.  Sabemos perfectamente, desde chicos que las cosas no se cumplen. Cuando deseábamos una Barbie para nuestro cumpleaños, o ir a un lugar soñado y no pasaba. Cuando deseábamos que un príncipe azul venga a buscarnos, como si fuera a pasar. Y el correr de los años nos enseñó que ese tipo de cosas no pasaban, que una flor no nos revelaba quien nos quería o no, que soplar unas simples velas no iba a hacer nada. Nosotros tenemos que hacer esas cosas realidad.  Nosotros somos nuestra suerte.